La Cosa del Pantano. Parte 3

(Un camino por delante)

POR GATO V.

El camino posterior a “La lección de anatomía”

 

En el primer arco después de su descubrimiento vemos el enfrentamiento ineludible entre dos modos de ver la lucha entre el hombre y la naturaleza. En un lado tenemos al propio Jason Woodroe, el autodenominado Hombre Florónico, un demente autoconvencido de que su destino es ser el gran adalid del mundo vegetal, hasta el punto de haber iniciado el camino de su trasformación en hombre-planta. En el otro tenemos a La cosa del pantano, más conocido como Swampy. Mientras Woodroe parece convencido de que su misión tiene por toda posible solución la destrucción de la humanidad, por ser imposible que el ser humano en su conjunto sea capaz de respetar sinceramente el reino vegetal, Swampy cree que la solución es llegar a un entendimiento, aunque guardando siempre las armas en el maletero.

 

Los métodos de Woodroe no solo son violentos, sino también tremendamente teatrales, llegando a provocar que las plantas sobregeneren oxígeno para poder generar una enorme deflagración con una simple cerilla u obligando a un joven a filmar la muerte de toda su familia para enviar un mensaje claro a la humanidad en su conjunto. Sin embargo Swampy tiene algo en su mano que era infinitamente más poderoso que cualquiera de las tretas que el Hombre Florónico pueda llegar a usar, está en poder de la razón. Se presenta ante su rival y le muestra las consecuencias de sus actos, enfrentándole a ellas. No solo no es el portavoz de las plantas, es el mejor exponente de la capacidad del ser humano para destruir incluso aquello que desea salvar. Aun en comunión con la naturaleza el Hombre Florónico ha hecho aquello que haría cualquier humano, usar la guerra y el terror como todo argumento.

 

 

La historia acaba al enfrentarse el auténtico monstruo de esta historia a la verdad. Jamás podrá ser el gran portavoz del reino vegetal, pues jamás entenderá de verdad aquello que hace fuerte y robusto a lo que le rodea. La acusación no puede ser más brutal “Envenenas el verde con tus deseos”, está destruyendo su misión con sus actos.

En este arco también se propone un argumento que sobrevolará toda la serie hasta la llegada de American Gothic. “¿Qué convertirá el oxígeno en los gases que nosotros necesitamos para sobrevivir, cuando hombres y animales hayan muerto?”. En adelante el salvamento de la naturaleza no puede llegar por el exterminio de toda vida no vegetal.

 

Además se muestra algo que resulta muy revelador de la visión de Moore sobre este personaje y su lugar en el mundo. Muestra claramente como la JLA se ve completamente impotente para actuar, pues de pronto se encuentran con que no se enfrentan a un ser determinado. Los arboles han tomado el mundo.

 

En el siguiente trío de comics, el conflicto dual desaparece, convertido en una amalgama atmosférica que presenta un peligro llegado de la voluntad de lo inevitable. Este arco está casi completamente dedicado a Abby, el amor de Swampy. Vemos su vida y su trabajo, en un centro para niños autistas, dejando a Swampy como mero espectador contemplativo y casi una voz en off.

 

Como si de una vuelta a los orígenes se tratara, de nuevo la figura del cine de terror se levanta de las sombras de la saga y toma el protagonismo, en este caso en la forma de un ente extradimensional que aparece para hacer uso de los mayores temores de cada sujeto y matar con ellos, el Rey Mono. Durante todo este arco se realiza un análisis de la figura del miedo en la narrativa de la saga y de cómo es una de las patas sobre las que se sostiene el aura mítica del personaje.

 

En cierto modo es el arco en el que mejor se llega a ver la estructura que posteriormente se desarrollará con la llegada de American Gothic, en el que existen tres partes diferenciadas. En primer lugar una serie de hechos con significado propio y al mismo tiempo resonantes, que llaman a un suceso futuro y enormemente peligroso para la vida que el personaje ansía llevar adelante. 

En segundo lugar, una transición de los personajes principales hacia el lugar de la batalla, no solo física sino también psicológica y espiritualmente, normalmente con gran cantidad de significados secundarios. Por último una batalla que normalmente no será resuelta  desde la resolución del conflicto por la fuerza bruta, sino desde el análisis de la subjetividad de la amenaza. Por ejemplo enfrentando los miedos para evitar ser víctima de ellos en lugar de liarse a palos con el Rey Mono.

 

El siguiente arco estará precedido por un número que resulta por un lado completamente innecesario y por el otro tremendamente importante en la saga. Incluso tras haber tenido pruebas de su propia naturaleza y haber llegado a interiorizar su propio papel en el mundo, a Swampy aún le falta un acto simbólico para poder llegar a ser aquel que el destino ha decidido que sea. Debe enterrar el cuerpo de aquel que un día creyó ser, Alec Holland.

 

Enfrentado de manera tan tangible a su propia naturaleza, con el cuerpo de Holland en sus brazos, por fin la criatura puede llegar a aceptar de manera completa y sin ambages aquello que ahora es y aquello que siempre será, una planta con la personalidad de Holland, pero una planta. Por otro lado aquel que un día fue su consciencia puede por fin dormir, descansar.

 

 

Por último tenemos el arco de “Amor y muerte” en el que se realizaría la tercera y última aproximación del personaje a la psicología y el renacimiento del monstruo de la ciénaga, para pasar en el siguiente número a llevar a este personaje a los niveles que ya desde un principio planeaba Moore. Este arco finalizaría con la muerte del Abby, el amor imposible de Swampy.

 

GATO V.

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