Wonder boy in Monsterland

Si tuviese que elegir el juego de mi vida, aunque a algunos jugones les pareciese extraño, elegiría Wonder boy in Monsterland, pocas recreativas me viciaron tanto como esta, y cuando la quitaron del bar donde jugabamos la chavalería, de buena gana le hubiera dado un mamporro al dueño por quitarnos ese vicio que tenía a todo el barrio loco. No volví jamás a jugar a esta recreativa, porque nunca la encontré en ningún sitio. Cuando descubrí que estaba disponible para mi master system, no cejé en mi empeño hasta poder ahorrar el dineral que entonces costaban los cartuchos de esta estupenda consola. Como podéis imaginar, tuve un vicio tremendo, y me lo terminé muchas veces, porque fue un juego que no me cansó jamás.

Pero vale ya de recuerdos nostálgicos, y vamos a pasar al análisis de este estupendo juego.

Wonder boy in Monsterland, es un cartucho con dos megas de los más divertidos bytes que te puedas encontrar. Arcade, plataformas, aventura, mucha acción... Un poquito de todo en su dosis justa hacen de este juego una perfecta y adictiva mezcolanza que asegura el entretenimiento durante horas, a la vez que invita a adentrarse en la misión a medida que vamos superando nuevos obstáculos.

Para llegar hasta el dragón Meka, que es el malo malísimo de esta aventura, tendremos que superar doce larguísimos niveles repletos de enemigos dispuestos a acabar con nosotros.

Empezaremos nuestra aventura en taparrabos, y en la primera puerta conseguiremos una espada para defendernos de los enemigos, que al morir, soltarán por lo general monedas o sacas de dinero, este capital, lo usaremos en las distintas tiendas desperdigadas por todo el mapeado para comprar objetos que nos ayudarán en la aventura. Dichos objetos son, botas (saltaremos mejor), escudos (que nos protegerán de los proyectiles que nos lancen los enemigos), armaduras (que nos permitirán recibir un daño menor por el ataque de un enemigo). Como todo en la vida, cuanto más caros sean los objetos, mejores serán.

Además de las tiendas mencionadas habrá otras, en las que podemos comprar armas arrojadizas (tornados, bombas, bolas de fuego, rayos), bares donde tomarnos una copa que nos repondrá nuestro nivel de vida, enfermerías donde nos curaremos por completo.

Y es que disponemos de cinco corazones (que se pueden ampliar por puntuación) y que irán mermando a medida que recibamos algún impacto de los enemigos o que agotemos el tiempo del reloj de arena que aparece en la parte superior y por el cual perderemos un corazón. Por lo general, como las fases son tan largas, aparecerán en ciertos lugares, relojes de arena que al recogerlos nos darán de nuevo tiempo para no perder vida. Además comenzaremos la aventura con una poción revitalizadora que nos repondrá la vida cuando perdamos todos los corazones, sólo disponemos de una, y sólo podremos comprar otra en una tienda oculta hacia la mitad de la aventura, eso si, por una cuantiosa cantidad de monedas.

Al final de cada fase, nos las tendremos que ver con el típico jefe de turno, que tiene la llave de la puerta que abre el siguiente nivel y un buen puñado de monedas. Para matarlos tendremos que golpearle muchas veces y sabremos cuanto le falta para morir, porque tienen una joya que cambia de color cada vez que le asestamos un mandoble de nuestra espada. Además de los jefes de final de fase, hay otros  en los que conseguiremos espadas más poderosas al eliminarlos, pero no será obligatorio, aunque sí recomendable.

Hasta aquí parece el típico juego arcade de toda la vida, y simplemente haciendo esto podríamos acabar el juego. Paralelamente, esto es algo muy original, existe lo que llamaríamos la resistencia clandestina al dragón Meka, que mediante cartas y objetos se comunican entre ellos, tendremos que hacer de mensajero a través de todas la fases, esta resistencia por supuesto está oculta, y tendremos que descubrir las puertas secretas y los lugares donde se ocultan estos "partisanos" de Monsterland cuyo objetivo es el mismo que el nuestro, y nos ayudarán a conseguirlo. Y en verdad si enlazamos con todos los agentes del movimiento, recibiremos una gran ayuda para luchar contra el dragón.

Hablando de sitios ocultos, debemos estar muy atentos ya que al saltar en ciertos lugares aparecerán monedas, sacas o corazones. Eso sin olvidarnos de tiendas en las que mejoraremos nuestra equipación.

Los enemigos que nos encontraremos en esta aventura que tiene cierto "olorcillo" a tintes medievales, son de lo más rocambolescos, desde champiñones (que nos recuerdan a cierto fontanero italiano), serpientes, esqueletos, gorilas lanzadores de cocos, ositos lanza flechas, esqueletos, cangrejos, ratas rojas hiperactivas... la lista es variada y extensa. A esto hay que unirle la dificultad de los saltos calculados que debemos dar para sortear todo tipo de obstáculos mortales, plataformas móviles, muelles que surgen del suelo al pasar y que nos impulsarán hacia arriba o cintas móviles que nos harán avanzar en una dirección concreta. Como veis tendremos que ser hábiles con el pad para llegar hasta el final de esta épica aventura.

Técnicamente no se le pueden poner muchos peros, el arcade tenía unos gráficos sencillos que han sido fielmente reproducidos por la ocho bits de sega, y es que a este juego no le hacen falta espectaculares gráficos, efectos o adornos parecidos, el juego en sí, su dificultad bien dosificada, sus sitios ocultos, en resumen su alta adicción nos tendrá enganchados durante horas. 

La conversión de la recreativa a master system es casi perfecta y volvemos a recordarte que ¡es una máquina de 8 bits!, el colorido del juego, su fiel reproducción del mapeado de  las fases, los enemigos... El movimiento es fluido y rápido, y el personaje responde perfectamente a nuestras indicaciones con el pad.

El sonido con las limitaciones de la consola intenta ser fiel al de la recreativa y aunque no es brillante acompaña correctamente durante toda la aventura.

La dificultad es algo menor en la sega que en la máquina original, pero esto no quiere decir que vaya a ser un camino de rosas, necesitaremos práctica y habilidad para acabar el juego, que es largo, muy largo, y no se pueden grabar las partidas, afortunadamente siempre podemos pulsar el botón de pausa y tomarnos algo para coger fuerzas y continuar. 

Si tienes una master system no dudes en hacerte con él en el mercado de segunda mano, y si no la tienes te recomiendo que te descargues la rom y utilices un emulador para jugar con él, te enganchará.

En definitiva un gran juego, que demuestra que no hacen falta grandes alardes técnicos, sino imaginación originalidad y buen hacer, para pasar unas unas horas divertidas. Como dije al principio, sin lugar a dudas mi juego favorito, ese que siempre ocupará un lugar en mi corazoncito jejeje y al que sigo jugando cada vez que uso el M.A.M.E.